Ana Viseu on Wed, 19 Sep 2001 17:11:29 +0200 (CEST) |
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[Nettime-bold] Susan Sontag on U.S. rethoric and the role of the U.S. government |
[a spanish translation forwarded from atsyber@eListas.net <atsyber@eListas.net> follows below. ana] http://www.newyorker.com/THE_TALK_OF_THE_TOWN/CONTENT/?talk_wtc The disconnect between last Tuesday's monstrous dose of reality and the self-righteous drivel and outright deceptions being peddled by public figures and TV commentators is startling, depressing. The voices licensed to follow the event seem to have joined together in a campaign to infantilize the public. Where is the acknowledgment that this was not a "cowardly" attack on "civilization" or "liberty" or "humanity" or "the free world" but an attack on the world's self-proclaimed superpower, undertaken as a consequence of specific American alliances and actions? How many citizens are aware of the ongoing American bombing of Iraq? And if the word "cowardly" is to be used, it might be more aptly applied to those who kill from beyond the range of retaliation, high in the sky, than to those willing to die themselves in order to kill others. In the matter of courage (a morally neutral virtue): whatever may be said of the perpetrators of Tuesday's slaughter, they were not cowards. Our leaders are bent on convincing us that everything is O.K. America is not afraid. Our spirit is unbroken, although this was a day that will live in infamy and America is now at war. But everything is not O.K. And this was not Pearl Harbor. We have a robotic President who assures us that America still stands tall. A wide spectrum of public figures, in and out of office, who are strongly opposed to the policies being pursued abroad by this Administration apparently feel free to say nothing more than that they stand united behind President Bush. A lot of thinking needs to be done, and perhaps is being done in Washington and elsewhere, about the ineptitude of American intelligence and counter-intelligence, about options available to American foreign policy, particularly in the Middle East, and about what constitutes a smart program of military defense. But the public is not being asked to bear much of the burden of reality. The unanimously applauded, self-congratulatory bromides of a Soviet Party Congress seemed contemptible. The unanimity of the sanctimonious, reality-concealing rhetoric spouted by American officials and media commentators in recent days seems, well, unworthy of a mature democracy. Those in public office have let us know that they consider their task to be a manipulative one: confidence-building and grief management. Politics, the politics of a democracy—which entails disagreement, which promotes candor—has been replaced by psychotherapy. Let's by all means grieve together. But let's not be stupid together. A few shreds of historical awareness might help us understand what has just happened, and what may continue to happen. "Our country is strong," we are told again and again. I for one don't find this entirely consoling. Who doubts that America is strong? But that's not all America has to be. —Susan Sontag ----- Forwarded message from atsyber@eListas.net <atsyber@eListas.net>----- Mirar la realidad de frente SUSAN SONTAG Para una estadounidense y neoyorquina como yo, triste y consternada, Estados Unidos nunca pareció estar más lejos de reconocer los hechos como después de la última y monstruosa dosis de realidad del martes pasado. La falta de conexión entre lo que realmente ocurrió y cómo se lo puede interpretar y la estupidez santurrona y engaños absolutos que pregonan virtualmente todas las figuras públicas y comentaristas de TV estadounidenses es asombrosa y deprimente. Las voces autorizadas a seguir de cerca este acontecimiento parecen haberse unido en una campaña destinada a puerilizar a la opinión pública. ¿En dónde está la admisión de que este no fue un ataque "cobarde" contra la "civilización", la "libertad", la "humanidad" o "el mundo libre" sino un ataque contra Estados Unidos, la autoproclamada superpotencia del mundo, cometido como consecuencia de determinados intereses y acciones estadounidenses? ¿Cuántos ciudadanos estadounidenses están al tanto del actual bombardeo de EE.UU. contra Irak? Y si se debe utilizar la palabra "cobardemente" sería más apropiado utilizarla para aquellos que matan fuera del campo de la represalia, desde lo alto de los cielos, que para los que están dispuestos a morir para poder matar a otros. En cuanto al tema del coraje (una virtud moralmente neutral), independientemente de lo que se diga sobre los autores de la masacre del martes, no eran cobardes. Los dirigentes de Estados Unidos se muestran propensos a convencernos de que todo está bien. Estados Unidos no tiene miedo. Nuestro espíritu es inquebrantable. "Ellos" serán perseguidos y castigados (quienesquiera que sean "ellos"). Contamos con un presidente robotizado que nos asegura que EE.UU. sigue ocupando un lugar preponderante. Un amplio espectro de figuras públicas, que se oponen fuertemente a las políticas que persigue esta administración en el extranjero sienten aparentemente la libertad de afirmar, nada menos, que se mantienen unidos detrás del presidente Bush. Nos dijeron que todo está bien, o va a estarlo, a pesar de que el martes fue un día que vivimos con infamia y que Estados Unidos está ahora en guerra. Pero no todo está bien. Y esto no fue Pearl Harbor. Es necesario pensar mucho en todo esto y es posible que ya se lo esté haciendo tanto en Washington como en otros sitios, respecto del colosal fracaso de la inteligencia y contrainteligencia estadounidense, de las opciones con las que cuenta la política exterior de EE.UU. -en Oriente Medio en especial- y de lo que es realmente un programa inteligente de defensa militar. Pero aquellos que ocupan cargos públicos, los que aspiran a uno, o los que alguna vez lo ocuparon -con la voluntaria complicidad de los principales medios de prensa- decidieron que no se debe pedir a la opinión pública que cargue con demasiada carga de realidad. Los aburridos de un Congreso del Partido Soviético unánimemente aplaudidos y que se autoelogiaban parecían despreciables. La unanimidad de la retórica mojigata y que oculta la realidad recitada por funcionarios y comentaristas estadounidenses en estos últimos días no es digna de una democracia madura. Los dirigentes y aspirantes a dirigentes de Estados Unidos nos hicieron saber que consideran que su función pública es manipuladora: restaurar la confianza y manejar la pena. La política, la política de una democracia -que ocasiona desacuerdo y promueve la equidad- ha sido reemplazada por la psicoterapia. Lamentémonos juntos. Pero no seamos estúpidos juntos. Algunas pizcas de consciencia histórica nos ayudarían a comprender lo que ocurrió y lo que seguirá ocurriendo. "Nuestro país es fuerte" nos dicen una y otra vez. Personalmente, esta frase no me consuela del todo. ¿Quién puede dudar de que Estados Unidos es fuerte? Pero esto no es todo lo que Estados Unidos debe ser. [ Susan Sontag es escritora y ensayista estadounidense. © Agencia Wylie. Traducción: Silvia S. Simonetti. ] _______________________________________________ Nettime-bold mailing list Nettime-bold@nettime.org http://www.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-bold